Vestidos de toga y birrete 73 adultos recibieron su diploma de graduación como bachilleres. Para muchos, el sueño de completar sus estudios ya había quedado en el olvido; pero gracias al Modelo de Educación Flexible para la Reintegración volvieron a las aulas, y se dieron la oportunidad de cultivar en sus vidas la semilla de la educación.
Ellos hacen parte de la primera generación de bachilleres de este modelo educativo diseñado en conjunto con la Agencia para Reincorporación y la Normalización (ARN), el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) la Fundación Alberto Merani y el Gobierno de Holanda. Un modelo implementado en todo el país, que en este 2017 fue transferido por la ARN al Ministerio de Educación, y que en su cuarta edición contó con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
En el departamento del Magdalena, un total de 664 personas fueron atendidas: de las cuales 336 fueron beneficiarias de la Secretaría de Educación del Distrito, y 328 vinculadas por medio de la Fundación Merani, que bajo el liderazgo de la ARN sirve de operador, en la zona del Sur del Magdalena, el municipio de Fundación y la ciudad de Santa Marta.
"El Magdalena es un caso de éxito en cuanto a la implementación del Modelo de Educación Flexible. Contamos con la Secretaría de Educación como uno de nuestros aliados estratégicos, lo que nos ha permitido llegar a más personas. La exitosa implementación del MEFR en el departamento es reconocida por el Ministerio de Educación Nacional como una de las estrategias exitosas en la alfabetización y educación para adultos en Colombia", aseguró Jose Nicolas Wild, coordinador de la ARN Magdalena.
Además de hacer realidad los sueños de jóvenes y adultos de zonas vulnerables de todo el país de volver a las aulas, este Modelo de Educación Flexible ha permitido que víctimas y personas en reintegración se reencuentren. Es el caso de Víctor Solano, reintegrado, y sus alumnos: personas de sectores vulnerables de la ciudad de Santa Marta, algunas víctimas de la violencia, jóvenes en condición de riesgo y personas en proceso de reintegración, que como él, hoy le apuestan a una nueva vida lejos de la violencia.
"Las personas que me conocen se sienten muy admiradas al ver que yo tomé la iniciativa de convertirme en docente. Ahora soy un ejemplo para la sociedad, me fascina cada clase, cada empeño. Hoy estoy seguro de que sí se puede cambiar y transformar el país a través de la educación, y cómo fue lo mejor que pudo haberme pasado a mí, por eso educo", reflexiona el docente Víctor Solano, cuando se le pregunta sobre su rol actual.
A nivel nacional este modelo ha llegado a 50 municipios y ha beneficiado, en sus cuatro ediciones, a más de 5.700 personas, incluyendo reintegrados, víctimas y comunidad. Se trata de una iniciativa que busca resignificar el proyecto de vida de los estudiantes en búsqueda de su desarrollo personal y de quienes los rodean. Así como potenciar sus habilidades, promover el acercamiento al sector empresarial mediante visitas pedagógicas, contribuir a la superación del analfabetismo, fortalecer la calidad educativa para la población adulta y finalmente convertir las aulas en escenarios propicios para la paz y la convivencia.