"He tenido la oportunidad de ganar 18 competencias nacionales y locales", así comienza a relatar su amor al deporte mientras saca de su morral 16 medallas y dos trofeos Ruber Suaza, ex combatiente de las Farc que se alejó de la guerra para convertirse en un deportista de alto rendimiento en el Meta.
Con una cálida sonrisa y cruzando sus manos Ruber cuenta que se fue para las Farc cuando apenas tenía 13 años. "Había muchos problemas y peleas en mi casa. Eso me llevó a dejarme convencer por un compañero de la escuela", dice.
Una vez se desmoviliza, una tarde de domingo rememora, buscó refugio en casa de su padre. "Llegué a la finca como a las 7:00 de la noche. Al día siguiente hombres del grupo armado ilegal llegaron a buscarme", puntualiza Ruber.
Este joven, que para ese entonces tenía 14 años, tuvo que irse con los hombres armados y una vez ve la oportunidad, ese mismo día, se fuga lanzándose a un río. "Me fui porque temía por mi vida".
Cuando empieza su proceso de reintegración Ruber comprendió que tenía que ocupar su tiempo libre en cosas productivas por lo que, en compañía de otro ex combatiente, decide buscar un deporte para practicar. "Quería jugar fútbol, pero mi amigo encontró una academia de artes marciales y nos inscribimos", dice.
Desde entonces Ruber se dedica a practicar una vez a la semana hapkido, un arte marcial que proviene de Japón y en el que con técnicas de combate, cuerpo a cuerpo, se logra vencer a los contrincantes.
Ahora este ex combatiente sueña con convertirse en un maestro (instructor) de artes marciales, tener su propia academia y con viajar a Japón para conocer técnicas más profundas que se han fundado en ese país.