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Ceremonia de clausura de Modelo de reintegración rural en el norte del Valle del Cauca

“Queremos salir adelante y brindar nuestras capacidades al campo colombiano”: Raúl, excombatiente y técnico frutícola

​En la mesa principal: José Padilla, secretario Educación Valle; Germán Colonia, rector INTEP; Joshua Mitrotti, director general ACR; Francisco Lourido, presidente SAG; Mauricio López, gerente reintegración económica OIM; Julián Cabrera, alcalde Roldanillo.

Roldanillo , 11/11/2015

Este martes, el Valle del Cauca se convirtió en un referente para la reconciliación y la transformación del campo desde la legalidad. Durante una ceremonia especial, que tuvo lugar en el municipio de Roldanillo, un grupo de 28 excombatientes de grupos armados ilegales se graduaron como técnicos en fruticultura y buenas prácticas agrícolas, culminando así el primer 'Modelo de reintegración rural y de formación con énfasis agrícola en un entorno controlado', implementado en el norte del Departamento.

En presencia de una delegación diplomática de Chile, México y Panamá; de autoridades locales como el Secretario de Educación Departamental y el Alcalde de Roldanillo, dirigentes gremiales, entidades del orden nacional, académicos y medios de comunicación, este grupo de hombres y mujeres ratificaron su voluntad de implementar lo aprendido, convencidos de que desde todos los rincones del país el campo se puede sembrar de paz. Y, por medio de una puesta artística y la elaboración de un mural, demostraron lo que significa para ellos haber cambiado las armas y la guerra, por la agricultura y la paz.


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Así lo confirma Joshua Mitrotti, director general de la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR): "El Valle recibe 28 personas capacitadas para desarrollar faenas agrícolas enfocadas en los cultivos de frutas. Son personas que recibieron una capacitación técnico-práctica, que les permite desempeñarse con profesionalismo para contribuir a apalancar el desarrollo de esta región y sus ventajas competitivas".

Precisamente, la unión de fuerzas de la empresa privada, del sector público y la cooperación internacional, hicieron posible el éxito de este Modelo de reintegración rural, que fue liderado por la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR) en convenio con la Sociedad de Agricultores y Ganaderos del Valle (SAG), el Instituto de Educación Técnica Profesional de Roldanillo (INTEP) –institución que certificó la formación–, Proyemco; y con el apoyo financiero de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), y técnico de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

"Estos modelos y proyectos permiten que las personas que toman la decisión de dejar las armas  tengan una oportunidad donde puedan generar ingresos rentables y oportunidades sostenibles. Estamos seguros que escenarios como estos son los que permiten tener un posconflicto claro y seguro en lo que viene para el país", expresó Mauricio López, gerente de reintegración económica del Programa de reintegración con enfoque comunitario, de la OIM en Colombia.

Este proceso fue un aprendizaje conjunto. Así lo reconoce Francisco José Lourido, presidente ejecutivo de la SAG: "De la misma manera en que les hemos enseñado a ellos, ellos también nos han enseñado mucho a nosotros. Nos han enseñado, por ejemplo, a ver el ser humano, de que uno puede equivocarse, pero lo importante es aceptarlo y ver cómo se aprovecha eso vivido para mejorar y salir adelante. Hay que apoyar el proceso de paz y todas estas iniciativas que nos lleven a hacer un mejor país".

¿Cómo la reintegración con enfoque rural aporta a la construcción de paz?


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Los beneficiados de esta intervención son excombatientes de diferentes grupos armados ilegales (FARC, ELN y ex AUC), que están cumpliendo su proceso de reintegración con la ACR. Sus edades van desde los 20 hasta los 40 años. Todos tienen vocación rural y son procedentes varias zonas del país: Valle, Antioquia, Tolima, Huila, Meta, Cauca, Magdalena, Eje Cafetero y Casanare.

Durante tres meses y a través de la metodología 'aprender-haciendo', este grupo de ciudadanos recibió un total de 720 horas de formación. A lo largo del proyecto recibieron acompañamiento psicosocial por parte de profesionales de la Agencia Colombiana para la Reintegración, participaron en actividades lúdicas y deportivas, y de talleres artísticos proporcionados por el Museo Rayo.

Luz* es una de las beneficiadas de este modelo. A sus 41 años, se vistió con toga y birrete, para recibir su diploma, uno de los logros –según dice– más importantes de su vida. "Yo nunca había pasado por las puertas de una escuela. Agradezco el apoyo y la capacitación. Me siento muy contenta por este proyecto. Nosotros venimos de familias campesinas, trabajábamos el campo, pero no sabía que tenía que mantenerlo bien", cuenta esta mujer, a quien la guerrilla le arrebató 27 años de su vida.

El rostro de Raúl*, al igual que el de Luz, tiene un semblante de esperanza y gratitud. Y no es para menos. Este fue el día en que, micrófono en mano y frente a cientos de aliados, expresó su compromiso de seguir aprovechando las oportunidades que vienen de aquí en adelante. "Queremos agradecerles por todo su apoyo. Ha sido maravillosa esta experiencia. Somos seres humanos iguales a cualquier otro.  El esfuerzo que hemos hecho no va a ser en vano. Ahora queremos salir adelante y brindar nuestras capacidades a campo colombiano", expresó durante la ceremonia de graduación.

(*) Nombres cambiados a petición de la fuente.

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