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Deiver Canoles, ejemplo de reconciliación en Montes de María

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Sincelejo , 20/10/2015

"En la medida que pongas de tu parte, se facilita la reconciliación", es la consigna de Deiver Canoles, quien pasó de ex combatiente de un grupo armado ilegal, a ser reconocido en la región de Montes de María como un ejemplo vivo de que la reconciliación sí es posible.

Hoy, a sus 30 años, en su pensamiento se pregunta qué se siente ser enemigo de todo el mundo y se responde así mismo: "La reconciliación es como quitarse un peso de encima, un bulto de piedra que no es necesario soportar."

A los 17 años de edad ingresó a las Auc y una vez desmovilizado, en el 2006, inicia su Proceso de Reintegración Social con la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR) en Sincelejo (Sucre), mostrando desde el principio el esfuerzo y superación que lo llevó a vincularse al proyecto de las Escuelas de Paz y Reconciliación, creadas por la ACR, lo mismo que a un diplomado de liderazgo, convivencia y reconciliación con la Universidad Pontificia Bolivariana y a otras formaciones en el Sena.

Nació en la vereda La Pita del municipio de El Carmen de Bolívar en la zona de Montes de María, fue epicentro de la violencia y el conflicto histórico del país. Con tan solo dos años vivió la separación de sus padres y quedó a cargo de su abuelo paterno y una tía. A su padre lo veía cada ocho días, pues éste trabajaba como docente en una vereda lejos de su casa.

Es una persona que cree que la paz es posible, por eso se ha dedicado a  promover la reconciliación, el desarrollo de las poblaciones, a trabajar con  jóvenes y las comunidades campesinas de manera voluntaria sin recibir remuneración alguna.

Entre sus logros destacados se encuentra ser vocal del comité coordinador del Movimiento Pacífico Zona Alta Montaña Carmen de Bolívar, donde se ha logrado romper las barreras invisibles que dejó el conflicto entre 42 veredas, donde un día  residían los "dos bandos" (AUC y las Farc).

Aunque cumplió con hacer el servicio social obligatorio por la ley 1424, limpiando un caño y adecuando el espacio de un parque para el disfrute de la comunidad, en el municipio de Tolú Viejo (Sucre), asegura que diariamente lo continúa haciendo, debido a la naturaleza de su desempeño actual.

 

¿Vale la pena desmovilizarse?

Totalmente. Colombia no soporta más gente armada ilegalmente que ha colapsado al país. Insisto, las armas no son la opción, pues con éstas solo se consigue miedo y no respeto. Este último se gana con educación.

 

¿Cómo fue ese cambio de pensamiento de la guerra a la construcción de paz?

Viviendo en Sincelejo, donde llevaba a cabo mi Proceso de Reintegración con la ACR, hice un diplomado de convivencia con las escuelas de reconciliación y con unos amigos y vecinos conformamos una asociación de organización y superación a la que denominamos "Tu mano amiga". Hacíamos talleres de prevención al reclutamiento con los estudiantes y conversábamos con las pandillas y jóvenes drogadictos.

 

¿Qué lo motivó al cambio?

Si uno viene de un entorno como en el que vivía en Montes de María, puede considerarse que ya no desea saber nada más de ese entorno y piensa en hacer algo diferente. De allí nació mi iniciativa.

 

¿Qué educación ha recibido?

Yo era una persona que apenas cursado hasta el quinto grado de primaria y durante el Proceso de Reintegración terminé el bachillerato, además de asistir a estudios de formación para el trabajo como auxiliar de cocina. Además de ejércelo, lo estudié como forma de satisfacción y agrado hacia mi familia y amigos.

 

¿Qué le dio el proceso de reintegración?

Visión, mucha visión hacia las generaciones por venir, para que mi historia en la guerra no se repita. Mi trabajo y mi objetivo es que esa juventud, inmersa aún en el conflicto, pueda tener la oportunidad de vivir tranquilos y aportar a un país en paz.

 

¿Cómo influye la reintegración en su cambio de vida?

El ser humano es un proceso. Si se tienen buenos amigos, gente que le de consejos, así como los psicólogos y profesionales de la ACR que nos ayudan a desahogarnos de una vida desordenada y fracasada desde niños, cuando crecimos rodeados por el conflicto y diversos grupos armados ilegales, y que retomamos por el buen camino con el proceso de reintegración

 

RETORNO A LAS RAÍCES

Debido a presiones que ejercieron en su contra, por integrar la asociación Tu mano amiga y a la falta de oportunidades de empleo en Sincelejo, Deiver decidió trasladarse a la finca de su papá, en la vereda La Pita, municipio del Carmen de Bolívar.

Al llegar a su pueblo encontró con un panorama desolador y una comunidad desunida y enfrentada en dos bandos debido a los imaginarios del pasado. 

"Hoy me siento contento de haber servido de puente para lo que se está dando en Montes de María: la unión entre quienes se tildaban de paramilitares y guerrilleros. Esa reconciliación se inicia buscando un canal entre los líderes de ambos bandos, uniendo los proceso en uno solo con gestión pública e incidiendo en los derechos humanos", así se refiere Deiver a la vida actual de esa comunidad reconciliada y unida que lo vio nacer.

Esa unión permitió la consecución de acuerdos con el Gobierno Nacional que han llevado desarrollo a la región, a través de vías, escuelas, proyectos productivos, entre otros. "Así se construye paz: trabajando por la región y por la no violencia", agregó.

¿De qué otra manera está construyendo paz?

Con el trabajo diario. Soy representante legal de una asociación que hoy cuenta con 460 socios y allí construyo paz a partir de mi experiencia de vida, conversando con los jóvenes y con la comunidad. Construir paz es educarnos. También es trabajar por el bien de los demás.

 

¿Qué mensaje le da a quienes aún viven en la guerra o en la intolerancia dentro de la comunidad?

Hoy Colombia debe reaccionar y debe saber que las armas no son la opción

 

¿Cómo se relaciona con su familia?

La familia es un tema fundamental que nos ayuda a salir adelante e igual para ellos yo represento hoy un ejemplo a seguir.

 

¿Cuál es su sueño?

Mi sueño es ver a Colombia convertido en un país educado, porque país que no se educa, fracasa.

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