Dicen que la guerra entrena para matar, pero en el caso de Arnulfo, el conflicto armado lo entrenó para darse otra oportunidad de vida. Él, que duró seis años en la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), a donde llegó seducido por los deseos enceguecidos de su adolescencia, cuenta que sí es posible volver a vivir, lejos de las armas. En ese entonces tenía 15 años, cuarto de primaria y ya un fusil a cuestas.
"Me creía un superhéroe. Al tiempo fui sintiendo el cansancio y fue cuando me di cuenta que estaba en el camino equivocado. Yo perdí lo que nunca voy a recuperar que es estar al lado de mi familia. El tiempo que pasa uno nunca lo recupera", cuenta.
Él vive en el municipio de Mallama, al sur de Nariño. Es una zona rodeada por montañas de verdes de muchos colores, donde el conflicto armado se mantiene sin fecha de caducidad. "La reintegración es una oportunidad más de vida, de estar en la libertad, de compartir con la familia, de las amistades, de poder pasear porque uno ya es libre sin necesidad de que a uno lo manden", asegura.
De guerrero, a soldador
En la guerrilla, donde duró seis años, no sólo aprendió a tragarse el miedo y a enfrentarse al enemigo. También aprendió a soldar, oficio que hoy le permite tener su propio taller de cerrajería. Ya en la legalidad y gracias al acompañamiento, gestión y apoyo de la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), Arnulfo logró terminar su primaria y conseguir el apoyo de la Alcaldía de Mallama para obtener oportunidades de trabajo.
Por su dedicación y cumplimiento, ha laborado en varios proyectos con la Administración Municipal y con otros clientes que ya conocen la calidad de su trabajo. En este momento está preparando dos portones y 20 ventanas que le encargaron para un ancianato.
"Gracias a Dios estamos recién empezando con un taller de cerrajería. En este momento lo único que pienso es en coger un soldador. Ya no pienso en nada de armas. No me gustaría repetir esa vida ni que otras personas pasen por esto. Una experiencia como la de uno hay que compartirla para que otros no caigan en el mismo error", reflexiona.
Hacia una paz territorial
La Agencia Colombiana para la Reintegración es una entidad constructora de paz, con doce años de experiencia en la generación de herramientas para que las personas desmovilizadas de grupos armados ilegales y en proceso de reintegración puedan superar su situación de vulnerabilidad y lograr el ejercicio autónomo de su ciudadanía.
Para lograrlo, la vinculación del sector público y privado desde los territorios es fundamental. Y ejemplo de ello ha sido el respaldo que la Alcaldía de Mallama ha brindado a la reintegración y a ciudadanos como Arnulfo.
"Las administraciones tienen la capacidad de ayudar a los reinsertados, de darles herramientas y nosotros lo hemos demostrado. Nosotros los estamos apoyando para que se les facilite su nueva forma de vida y también porque somos partidarios de un proceso de paz con todos los componentes sociales. Es un muchacho sano, sociable, que se ha vinculado fácilmente a la comunidad, se ha hecho querer y es responsable", sostiene Giovanni Melo Revelo, alcalde de Mallama.
Gracias a esta puerta abierta, Arnulfo ha hecho obras que benefician a la comunidad, como cerramientos de polideportivos, cubiertas para graderías, puertas y ventanas de salones culturales para las veredas.
Según explica Carlos Ariel Soto, coordinador de la ACR en Nariño, casos como el de Arnulfo son un "ejemplo vivo de que la reintegración sí es posible. Es una persona que ha demostrado que se puede permanecer en la legalidad con las oportunidades que se les brindan a las personas en proceso de reintegración. Este es un ejemplo con el cual las instituciones van a seguir abriendo más puertas para la reconciliación del país".
(*) Nombres cambiados a petición de la fuente.