Gracias a un proyecto entre la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), la Cámara de Comercio de Dosquebradas, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), con el apoyo del SENA y del sector privado, personas en reintegración se preparan para hacer acometidas de redes de gas.
Prestar un servicio a la comunidad, a través de la instalación de redes de gas, es la labor para la que se han preparado 23 personas desmovilizadas en proceso de reintegración, 11 de las cuales viven en Armenia y 12, en Manizales. Durante este año, todos ellos han recibido capacitación e insumos para desempeñarse como instaladores de gas y como auxiliares de obra, con las condiciones técnicas y de seguridad reglamentarias.
Durante la etapa de preparación, las personas en reintegración realizan un curso de alturas y formación por parte del SENA; reciben 200 horas de práctica laboral, un kit de herramientas y una certificación por competencias –que tendrán en próximos días– para posteriormente poderse vincular al campo laboral.
Las herramientas de trabajo para estas personas corresponden al beneficio económico para planes de negocio al que pueden acceder. Para el caso de quienes se han desmovilizado de forma colectiva, el monto de sus insumos alcanza los tres millones de pesos. Para quienes se desmovilizaron de forma individual, corresponde a ocho millones de pesos, e incluye la entrega de una motocicleta, como medio de transporte para el desplazamiento durante el desarrollo de sus labores.
Luis* es una de las personas en reintegración beneficiadas con esta iniciativa. “El curso de alturas le sirve a uno para asegurarse de un arnés y así poder hacer luego instalaciones de gas en pisos altos. Yo algo sabía de alturas porque he trabajado en construcción, pintando fachadas de edificios y haciendo arreglos en techos”, cuenta este hombre desmovilizado de las Farc, quien realizó sus 200 horas de práctica para ser instalador de redes de gas.
“Haberme reintegrado ha cambiado mi vida porque ahora estoy con mis dos hijas y mi esposa, sin tenernos que esconder de nadie. Estoy tranquilo y gracias a Dios trabajo por ellas”, expresa Luis, quien entró al grupo armado ilegal a la edad de 15 años, ante la falta de oportunidades, y hoy reconstruye su proyecto de vida en compañía de su familia.
Por su parte, Diana Patricia Toro, jefe de Proyectos de la Cámara de Comercio de Dosquebradas, Risaralda, explica que este proceso que beneficia a personas en reintegración, también se ha realizado con población víctima de la violencia. “Generamos alianzas con empresas de gas, necesitadas de mano de obra, y lo que hacemos es ofrecerles formación a la medida, de acuerdo con las necesidades del sector”, añade.
(*) Nombre cambiado a petición de la fuente.