El comandante de la Policía Valle del Cauca, coronel Fernando Murillo Orrego, resaltó los logros del Proceso de Reintegración y habló de su compromiso para brindar oportunidades a esta población. Relato de cómo el conflicto armado transformó su vida. Entrevista.
Es un hombre analítico, tranquilo y abierto a la gente. Desde julio del 2014 asumió como Comandante de la Policía del Valle del Cauca. Más de 28 años en la Fuerza Pública hoy le permiten hablar con convicción sobre los embates del conflicto armado de nuestro país y del porqué todos los colombianos necesitan aprender a perdonar.
Su nombre es Fernando Murillo Orrego. Es tolimense, pero hoy le sirve al país desde el Valle del Cauca. Fue miembro del Grupo de Inteligencia Policial durante casi 20 años. Ha sido también comandante de la Policía Metropolitana de Ibagué y de Cartagena.
Recientemente conoció en detalle los avances y retos de la Política de Reintegración en el Departamento y durante su visita a un Hogar de Paz –lugares administrados por el Ministerio de Defensa, donde se realiza el proceso previo a la Reintegración– habló con Comunicaciones de la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR) para compartir sobre su experiencia de vida y enviar un mensaje de Paz a los colombianos.
¿Qué se lleva luego de conocer sobre la Política de Reintegración y su impacto en el Departamento, del cual hoy usted tiene a cargo la seguridad?
Poder articular esfuerzos y capacidades para bien de los desmovilizados, pero también para el beneficio de los vallecaucanos. Vamos a empezar a hacer un trabajo estratégico, táctico y operacional, desde el punto de vista de lo social, haciendo sentir la importancia de estas personas que han decidido tomar el buen camino, como es la desmovilización, y que hagan parte de la sociedad.
Usted tuvo la oportunidad de conocer uno de los Hogares de Paz, donde se da el proceso de reinserción para quienes abandonan grupos armados. Allí compartió con personas recién desmovilizadas, ¿qué impresión le dejó esta experiencia?
Es mucha impresión. Su paso por allá nos muestra que cada uno es un mundo aparte, cada ser humano que está metido en estos grupos al margen de la ley, que están delinquiendo, tienen un problema y buscan una escapatoria. Pero hoy, como todo ser humano, recapacitan y entran a este programa de Reinserción. Y hoy por hoy ellos son un testimonio de lo que es realmente el Estado colombiano, la Fuerza Pública y estos programas de la Presidencia. Todos queremos que haya paz, que haya perdón y que Colombia sea uno de los países en que se pueda vivir en convivencia y seguridad. Esto es un ejemplo de vida que tenemos que aplaudir, felicitar y pedirle a Dios que sigan llegando muchos más desmovilizados a una nueva vida.
En algún momento usted fue marcado por los rigores del conflicto. ¿Qué lección le dejó este episodio en su vida?
También fui víctima en el año 2000 de la compañía guerrillera ‘Tulio Varón’ en el Tolima. Allá vivimos, hace 14 años, una emboscada; murieron dos compañeros, quedamos cuatro heridos, yo, con cinco impactos en el cuerpo. Cruzamos el túnel. Pero siempre he sido una persona, por mis principios y valores, entregada a Dios y al Señor de los Milagros. Hoy estamos completamente, a pesar de todas heridas. Esto me ha permitido seguir ascendiendo en mi carrera. No tengo ninguna inhabilidad. Esto es una historia de vida tremenda, traté de suicidarme en el momento de la emboscada y no me funcionó el arma. Desafortunadamente el helicóptero que me rescata lo utilizan para otra misión, se accidenta y muere una cantidad de gente. Mejor dicho, la vida mía está llena de sólo Gloria de Dios, ¡de mucha fe!
¿Luego de ese momento, cree que se debe aprender a perdonar y convivir con quienes alguna vez integraron grupos armados y se están reintegrando?
Esta experiencia, trabajando en Inteligencia, me ha permitido que todos los colombianos tenemos que entender a estas personas que hoy quieren cambiar sus vidas y no podemos cerrarles las puertas. Tenemos que saber perdonar y tenemos que darles oportunidad a todos los colombianos, no sólo a los que estuvieron en la guerrilla, también a los que estuvieron en el paramilitarismo, poblaciones vulnerables, indígenas, afrodescendientes. Aquí no necesitamos que todos los colombianos seamos ricos y millonarios, necesitamos que cada uno, en su condición, tenga calidad de vida.